Día 5: Pisamos las dunas! (Merzouga-Erfoud)

Me levanté como nueva y fui a tomar el fantástico desayuno que sirven en el restaurante de las jaimas para poder volver al parking del hotel dónde la noche anterior la tuve que dejar por la imposibildiad de llega a las jaimas en moto. Bueno a ver… imposible no hay nada pero muy complicado por la cantidad de peso si, así que sabía que era mejor decisión ir en el Jeep y además muy divertido!

Desayunando en las jaimas
Me hubiera quedado horas mirando las dunas

El conductor servía la misma cantidad de gasolina al coche que de cerveza en su cuerpo, decía que sin la cerveza el no sabe hacer funcionar la máquina, literalmente «era su gasolina».
Younes quiso llevarme a visitar el pueblecito de Merzouga, dónde pudimos alquilar una bicicleta y recorrernos el pueblo y las zonas más conocidas del lugar, entre ellos un espectacular oasis en medio de la nada dónde las familias disponen de una porción de tierra con acceso a agua y allí cultivan. También vi la cantidad de hoteles de lujo que se encuentran en el lugar, es un destino muy bonito en el que puedes hacer un montón de cosas: montar en una enduro, ir en camello o en buggy, hacer snow en la arena… infinidad de actividades!

Oasis en medio del desierto
Visitando en bicicleta
Uno de los hoteles de lujo del desierto
Montada en una enduro que encontré en la puerta de un hotel

Más tarde, después de comer típica comida árabe, nos dirigimos a un lugar lleno de buena vibraciones: una sala de música berber y touareg. Pudimos ver y oír los instrumentos que tocaban y la música que componían y además, Younes me sacó a bailar una canción. Me sentí parte de la manada, del grupo, sin importar quien miraba o que sucedía alrededor mío, solo bailaba y me reía al mismo tiempo, disfrutando de la esencia de Marruecos, porque esto era en estado puro.

Comida típica de Marruecos
Bailando con los berebere

Justo después de ese momento tan divertido, llegó la hora de ir a una escuela de niños y niñas del desierto, a la que tanto ansiaba ir para poderles ofrecer una pequeña donación de material escolar. Os recuerdo que soy maestra y para mi es muy importante que los más pequeños tengan acceso a la educación y sobretodo, material para poder hacer manualidades y actividades. Pude ver como llegaban a la escuela y me mostraron el aula que utilizaban.

Escuela del desierto
Niños de la escuela del desierto en Merzouga

Younes mi alertó de la tormenta de arena que venía hacía nosotros, por lo tanto, tocaba darnos prisa y salir cuanto antes de la calle para refugiarnos. Pero… yo no me iba sin cruzar las dunas! Así que, sin más miramientos, dirigiéndonos hacia Erfoud, el próximo destino, paramos en la carretera y entré en un camino para acercarme lo máximo a las dunas y poder surcar alguna con mi moto.

Entrando a las dunas!
Cruzando el desierto

En ese momento empezó a soplar el viento y nos era más difícil ver algo cada minuto que pasaba pero pude tomar un par de fotos y vídeos que quería hasta que… plof… moto al suelo! No os podéis imaginar lo difícil que es levantar la moto de la arena, aún siendo dos no pudimos… suerte que justo pasaba un jeep que venía de las dunas y nos ayudó a levantarla del arenal, porque la moto estaba de pié pero clavada de la rueda trasera, prácticamente hundida a a la mitad y no era capaz de traccionar.

Cuando sabes que el peso y la velocidad condiciona
Lo complicado es muy divertido!

Después de conseguir sacar la moto con ayuda, nos dirigimos en búsqueda de la carretera de nuevo, solo que esta vez ya no veíamos nada, la tormenta de arena ya era demasiado fuerte. La sensación es como conducir con niebla muy espesa, con la desventaja del fuerte viento y de la arena entrando por la visera del casco, entre los guantes, incluso por la nariz! La arena se filtra en todos sitios. Y no querríais ver como quedó la moto después… parecía que hubiera corrido ni más ni menos que un Dakar completo, ahora no era roja sino marrón. En ese momento, mientras nos dirigiamos a Erfourd, tuve aquella sensanción de preguntarme: dónde estaba el agua?, dónde estaba el mar delante de tanta tierra? Si, esa sensación de ver algo increíblemente bonito delante de tus ojos, ver por primera vez algo, hace cuanto no sentís eso?

Después de la tormenta de arena
Ríete de ti mismo!

Porfin llegamos al alojamiento, y casi no lo contamos. Allí pude desprenderme de toda la arena y porfin asearse. Créanme, era marzo pero hacía mucha calor, y entre eso y toda la arena, me sentía muy sucia.
Por la tarde nos dirigimos a ver un poco de Erfoud y después a la fábrica de fósiles, allí pude apreciar los diferentes fósiles típicos de Marrucos y como hacían pequeñas joyas o incluso, enormes lavabamanos.
Estaba más cansada de lo habitual, así que tocó llevar la moto a buen recaudo: un lavacoches de una gasolinera. Mi amigo me comentó que la moto iba a estar sana y salva aun que a mi no me lo parecía, era muy gracioso ver la moto allí dentro, al lado de otro coche muy antiguo y una 50cc, vamos… la mía cantaba mucho. No había tenido ningún problema en todos los días que llevaba, así que allí la deje a pasar la noche, y aun que me fui preocupada, os sorprendería lo seguro que es Marruecos.

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