Día 6: Misión: superar una pista que me recomendaron no hacer sola. (Erfoud-Todra-Agoudal-Dades)

Se levantó el día y a mi me tocó ir a buscar la moto, os recuerdo que la dejamos en el lavacoches de una gasolinera, a aproximadamente 10 minutos andando de donde yo me alojaba. Allí pude lavar la moto antes de partir, la tormenta de arena la dejó marrón y naranja y así no podía circular…

Lavándome la moto
Desayuno en un bar de Erfoud: Tortilla, pan y mermeladas, zuma natural, café y té.

Os contaré una cosa que nadie sabe aún: resulta que al ir a la moto se me hizo el camino muy corto (obvio, a la ida había llevado una maleta y eso hizo que fuera más lento), comprobé durante el viaje de ida varias veces las llaves de la moto, y si, las tenia, así que no me tenía que preocupar por recogerla. Total, felizmente llegué a ella, tenia la llave en las manos y iba a recoger las maletas, sin esfuerzo por tener que llevarlas pero… Sabéis que pasó? El casco… me había dejado el casco! Menos mal que no la cabeza… Sino no se que hubiera echo.
No me quedó más remedio que coger la moto a regañadientes, además, mi amigo me animaba a hacerlo: «son 2 minutos, no pasará absolutamente nada». Y así fue, cogí la moto y camino al alojamiento nos cruzamos con la policía… ‘Me cago en toh! Ya esta… aquí me quedo’ pensé, y mira que solo era 1km pero lo más sorprendente de todo fue lo que dijo aquel policía: «Dile a tu amiga que vaya con cuidado, la policía le puede multar»… En ese momento solo miraba el hotel a lo lejos, sin hacer ningún gesto. Cuando llegué, bajé de la moto y no paramos de reír: »si la policía…». Alucinante verdad?
Me despedí de mi amigo Younes de Africaventuras y partí dirección las gargantas, despidiéndome del tan árido desierto y de la calor. Camino allí paré varias veces a hacerme fotografías, encontré una señal con peligro camellos y unas explanadas increíblemente llenas de arena para derrapar: la verdad, no me importaba llegar o no al destino, me estaba sumergiendo en el recorrido hasta allí y pasándomelo tan bien…. Y pensé: la pista! No se me puede hacer de noche en medio de la montaña!

Señal típica en Marruecos
Paisajes sin montañas

Por fin, llegué a las gargantas, llenas de colores, aun que antes de eso, paré a repostar en una gasolinera, me esperaba una pista que conecta ambas gargantas y evidentemente no me iba a encontrar ninguna gasolinera más. Tengo que apuntar dos cosas: cuando pides un zumo de naranja es natural (te exprimen las naranjas al momento) y en todas la gasolineras suelen tener, esta deliciosos! Segunda cosa: acostumbraros a los baños árabes o evitar id a los de las gasolineras… a parte de ser un agujero en el suelo, están extremadamente sucios… creo que se te quitan las ganas de ir al servicio al verlos…

Viajeros de EEUU en Marruecos

Por donde iba… Llegué a la garganta de Todra, llena de colores, de telas, de gente! Si, había mucha gente, de echo me crucé con unos españoles que unos días atrás me los encontré bajando hacia el desierto, un momento increíble reencontrarte con gente a la que has conocido en ruta. Aquel sitio, a pesar de ser increíblemente bonito, estaba lleno de turistas y no aguanté ni 10 minutos allí, me puse en marcha rápidamente y pude parar un poco más adelante, que seguía siendo precioso y vacío, no había absolutamente ni una mosca, ahí es cuando te das cuenta que los tours te llevan a aquellos lugares masificados, turísticos, y tu, te empiezas a encontrar en un lugar un poco más curioso, sin ruidos, e increíblemente más bonito que el anterior.
Decidí seguir por unas magníficas curvas y el puerto de montaña, cruzando algún que otro pueblo muy muy rural y rústico, y uno de ellos con un mercadillo pequeño con todo por el suelo (estilo Els encants de Barcelona) y paré a comer. Jamón y longaniza con coca-cola. Recomendación: llevarse embutido envasado al vacío para comer de emergencia si paras en algún sitio donde no hay nadie ni nada.

Gargantas del Todra
Charlando con unos moteros en el puerto de montaña dirección Agoudal

Llegué a Agoudal, allí unos niños me recibieron pidiendo caramelos. Es una de las cosas que me avisaron y que aún no me había encontrado. Una manada enorme de niños vinieron a mi y yo aceleré, eran tantos que me veía ahí una hora más sin poderme mover… ahora me hace risa pero lo pasé realmente mal, porque no son conscientes que cuando pasa un vehículo y se acercan mucho, se pueden hacer daño!
Empecé la pista y parecía todo completamente normal, pero llegó la complicación y el desvío de caminos, y al mirar la hora, tenía que seguir o dar media vuelta. Hacia frío, así que di media vuelta y volví de nuevo a las gargantas por carretera, era inviable la pista. Empezó siendo un camino y aquello se convirtió en un pedregal con ríos, como si la lluvia lo hubiera destruido. Así que lo más sensato era regresar e ir en busca de un hotel, porque la noche empezaba a caer y entre la falta de cobertura y que no tenia nada mirado, tuve que volver a Todra y de ahí circula por la vía principal, dónde reservé un hotel a través de la aplicación de Booking. Era una casa de una familia que tenia diferentes habitaciones y los que me dejaron aparcar la moto en el patio de la casa, resguardada de la gente de la calle.

Un tramo de la pista de Agoudal a Dades
Mi cara de cansancio tras 8 horas encima de la moto

Me sentí como en casa, me duché y fui a cenar! Por fin probé el famoso plato: tajín! Suculenta carne en una plato que parece un gorrito. Delicioso! No puedes irte sin probarlo. En seguida me acosté y pensé en que al día siguiente me iba a ver Dades y quizás a Marrakesh, según lo que me entretuviera por camino.

Mi moto en el patio de la kashba

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