Nos levantamos y fuimos a desayunar. Esa mañana le había dejado la moto a mi amigo para ir a trabajar, para darles las gracias por la acogida, se que le hacía mucha ilusión volver a conducir una moto de nuevo, después de tener a hija, las cosas eran difíciles y se la tubo que vender. Así que me quedé con su mujer y después de tomar un desayuno, fuimos a dejar a su hija con la familia y me llevó a unos auténticos hamam, si, auténticos! Los que hay en España no son iguales.
Después de esos baños de vapor tal relajantes con un masaje incluido, de esos de limpieza corporal y exfoliante, llegó la hora de la gran comida, era viernes de Cous-cous, muy frecuente en Marruecos comerlo ese día de la semana. Me presentaron a toda la familia y comimos el cous-cous de la gran cazuela, al estilo Valenciano con la paella. Estaba exquisito! Aún recuerdo la olor que desprendía, aromática y con toques a canela, jamás había probado uno tan bueno como el de aquel día. Gracias por la acogida, os estoy muy agradecida!

Llegó la hora de partir, después de las despedidas de todo el mundo, nos dimos un fuerte abrazo y les dije que nos volveríamos a ver, porque Marruecos es un destino de esos que se te quedan marcados como ‘repetir’ para ver más lugares y descubrir más la gran cultura que tienen allí.

Partí y decidí coger carretera secundaria, vi que iba paralela a la autopista de peaje, me dirigía a Asilah a visitar y pasar la noche antes de regresar a Barcelona.
Primer error, no era una secundaria, sino un carril por fuera lleno de Stops, rotondas, cedas, baches…. Total… cogí el peaje! Menos mal que cuesta muy muy poco para la cantidad de km! Eso si, se circula muy bien y se puede ir a 120 sin problemas. Así que no os puedo contar mucho de este trayecto, solo que a veces cruza gente en medio de la autopista, van bicicletas, coches que no se muy bien porque funcionan aún, etc., todo un paisaje muy distinto al que habia estado viendo hasta ahora, ah, y vi la playa! Claro, era una autopista paralela al mar.
Llegué a Asilah y reservé un hotel en booking. Allí antes de irme a visitar, fui primero a hacerme fotos con el mar, aún no tenia ninguna y quería inmortalizar el momento de los paisajes diferentes. Más tarde fui al hotel a dejar mis cosas y la moto aparcada en la puerta para poder ir a visitar el centro del pueblo.
Allí estube visitando el pequeño pueblo pesquero, me recordó a Cadaqués, todo blanco y con algun toque de color y dibujos en las paredes. Los niños estaban jugando en las plazas a pelota y había multitud de tiendas abiertas dónde vendian todo tipo de cosas: cachimbas, telas, souvenirs, etc. Durante mi paseo conocí a un chico de allí que hablaba español y decidió enseñarme todo el pueblo y llevarme a ver la puesta de sol y a comprar un par de cosas típicas. La gente árabe es muy hospitalaria, yo a cambio le ofrecí un paquete de jamón ya que era no practicante y se lo podia comer.



Más tarde fui al hotel a descansar, después de comer pan con jamón y fuet en el mirador del pueblo. Era la última noche que pasaba en Marruecos y era hora de despedirse de todo. Le di las gracias al chico y me fui a dormir! Me esperaba un dia duro de barcos y trámites.